viernes, 4 de julio de 2025

Concurrencia de competencia en el derecho urbanístico mexicano: un conflicto entre facultades

 

Introducción

En el presente artículo abordaremos un fenómeno jurídico que, aunque muchas veces se menciona de forma superficial, suele generar graves conflictos en la práctica administrativa: la concurrencia de competencia. En especial, centraremos nuestra atención en cómo este fenómeno se manifiesta en el derecho urbanístico mexicano.

¿Por qué este enfoque? Porque el urbanismo, como rama que regula la ordenación del territorio y el uso del suelo, representa uno de los ejemplos más claros y caóticos de la superposición de facultades entre distintos niveles de gobierno. ¿El resultado? Un campo minado de conflictos entre federación, estados y municipios. Vamos por partes.

¿Qué es la concurrencia de competencia?

En términos generales, hablamos de concurrencia de competencia cuando dos o más autoridades públicas están facultadas legalmente para intervenir sobre una misma materia o realizar actos jurídicos similares, dentro del ámbito de sus respectivas competencias.

Ojo: esto no implica que haya un exceso de poder o una invasión de esferas. Es más bien una situación excepcional o extraordinaria que permite a más de una autoridad ejercer actos sobre una misma materia, por ejemplo, en salud, medio ambiente, educación… o urbanismo.

Problemas prácticos de la concurrencia

En un mundo ideal, los distintos órdenes de gobierno deberían coordinarse sin mayores dificultades. Pero estamos en México.
Y en México, los problemas surgen cuando las autoridades no se ponen de acuerdo sobre “a quién le toca qué”. El resultado es:

  • Duplicidad de actos administrativos,

  • contradicciones normativas,

  • inseguridad jurídica para particulares y empresas,

  • y, en el mejor de los casos, burocracia ineficiente.

A esto se suma un problema clásico: el desconocimiento de la ley por parte de funcionarios públicos, quienes muchas veces actúan sin tener claro el alcance de su competencia, incluso cuando están legalmente facultados para hacerlo.

¿Y en la justicia? Una comparación útil

En materia judicial, los jueces resuelven conflictos de competencia de manera más sistemática: aceptan, declinan o se inhiben. Pero en la administración pública, este tipo de mecanismos no siempre existen o no son eficaces.
No hay una “autoridad superior” clara que resuelva estos empalmes, y las decisiones se toman más por fuerza política que por lógica jurídica.

Fundamento constitucional: la Fracción XXIX-C del artículo 73

La Constitución mexicana reconoce expresamente la posibilidad de competencia concurrente. La fracción XXIX-C del artículo 73 establece que:

“El Congreso tiene facultad: (…) Fracción XXIX-C: Para expedir las leyes que establezcan la concurrencia del Gobierno Federal, de los Estados y de los Municipios, en el ámbito de sus respectivas competencias, en materia de asentamientos humanos, con objeto de cumplir los fines previstos en el párrafo tercero del artículo 27 de esta constitución.”

Es decir, sí existe un marco constitucional que admite esta coexistencia de facultades, al menos en materia de asentamientos humanos. Pero como suele ocurrir, del dicho al hecho hay… tres niveles de gobierno, mil interpretaciones y cero coordinación.

Derecho urbanístico: el ejemplo perfecto del caos compartido

El derecho urbanístico regula la planeación, desarrollo y conservación de los centros de población. Es decir, decide cómo crecen las ciudades, cómo se usa el suelo, y bajo qué criterios se autorizan obras o fraccionamientos.

Dado que esta materia toca temas como infraestructura, vivienda, movilidad, medio ambiente y servicios públicos, involucra competencias federales, estatales y municipales. Lo problemático es que muchas veces las leyes locales no están armonizadas con las leyes generales, y cada autoridad interpreta sus funciones según su propia lógica (o intereses).

Conclusión

La concurrencia de competencia, en abstracto, no es necesariamente negativa. Puede ser útil, incluso necesaria, cuando los problemas rebasan el ámbito de un solo nivel de gobierno.
El problema surge cuando la falta de coordinación, la sobreposición normativa y el desconocimiento de los límites legales impiden que esa concurrencia sea funcional.

En materia de derecho urbanístico, esto se traduce en decisiones contradictorias, obras paralizadas y planes de desarrollo que cambian cada sexenio. Si queremos avanzar hacia una gestión urbana más coherente, hace falta algo más que leyes: hace falta voluntad política, claridad normativa y funcionarios bien capacitados.

¿Tú qué opinas? ¿Te ha tocado vivir un caso de este tipo en tu municipio o entidad?

Cómo redactar un escrito dirigido a una autoridad jurisdiccional (sin morir en el intento) - Derecho procesal

Antes de empezar, doy por sentado que tú, lector, ya dominas lo básico del derecho procesal: sabes qué es una demanda, quién es el demandado, entiendes qué rol juegan las partes, el juez y la autoridad en el proceso. Si no, esta entrada no es un curso para principiantes absolutos en derecho, sino una guía para quienes ya saben de qué va la cosa y solo necesitan perder el miedo a redactar un escrito sencillo.

En esta entrada me gustaría abordar un tema que suele causar muchos dolores de cabeza a quienes recién empiezan en el mundo del derecho: cómo redactar un escrito dirigido a una autoridad jurisdiccional.

Más allá de la forma —es decir, la presentación del documento—, lo verdaderamente importante es el contenido. Sí, la forma importa, pero no es lo esencial. Un escrito mal presentado, pero bien fundamentado y claro, puede ser más eficaz que uno bellamente adornado pero vacío.

Cuando hablo de “escrito”, me refiero tanto a uno simple —como pedir copias, solicitar que se agende una fecha o una diligencia— como a otros más elaborados. Aquí no me estoy refiriendo a una demanda, un recurso o un amparo, que pueden pertenecen a distintas ramas del derecho y a etapas procesales específicas, cada una con sus propios tecnicismos. Este texto está enfocado en los escritos básicos del día a día judicial, los que a menudo los pasantes tienen que elaborar sin saber muy bien por dónde empezar.

La intención de esta entrada es sencilla: quitarle un poco del estrés innecesario a quienes enfrentan la tarea de redactar un escrito jurídico por primera vez. Porque sí, todos pasamos por ahí. Y sí, todos escribimos tonterías al principio. Pero se aprende.

Pero antes de continuar ¿Qué es un escrito?

Un escrito es un documento formal que una persona —generalmente un abogado— presenta ante una autoridad, casi siempre en el marco de un juicio o procedimiento legal, con el objetivo de pedir, explicar, defender, justificar o responder algo.

En otras palabras: es el modo elegante (y obligatorio) en que las partes se comunican con un tribunal o con quien toma decisiones en el proceso. No es una carta. No es un correo. Y desde luego, no es una queja en redes sociales. Es una pieza con forma, fondo y reglas, donde cada palabra cuenta…

La estructura básica de un escrito

En el contexto del derecho mexicano, un escrito debe contener ciertos elementos básicos, entre los que destacan:

-Número de expediente

-Tipo de juicio

-Autoridad a la que va dirigido

-Nombre y firma de quien promueve

Estos datos integran la estructura formal del escrito, que, si bien no está uniformemente regulada en todas las normas procesales debido a la pluralidad de textos legales aplicables, se ha estandarizado como un formato clásico y reconocido en la práctica jurídica para facilitar la identificación y tramitación del documento por la autoridad.

Puedes usar un modelo base para tus escritos y adaptarlo cambiando únicamente los datos específicos de cada caso. La mayoría de los abogados lo hacen, pues no se trata de reinventar la rueda en cada ocasión.

Por otro lado, está el fondo del escrito, que es lo realmente importante. Aquí se explica qué estás solicitando, por qué lo haces y, cuando corresponde, cuál es el fundamento legal que respalda tu petición. Aunque en escritos muy simples el fundamento jurídico puede omitirse, es recomendable incluirlo como un acto de rigor procesal y formalidad. El fundamento legal es el artículo de la ley que autoriza o da sustento a lo que estás pidiendo.

El error común: querer deslumbrar

Cuando digo "cómo hacer cualquier escrito", me refiero a que muchas veces lo que se necesita es algo simple y funcional, pero nos complicamos intentando redactar documentos grandilocuentes, llenos de frases rebuscadas y de una solemnidad innecesaria. La clave está en redactar con claridad, concisión y elegancia. Si la autoridad entiende de inmediato lo que estás solicitando, aumentas las probabilidades de que tu escrito sea resuelto con rapidez.

Evita las redundancias: no repitas lo mismo en varios párrafos. Un párrafo bien escrito suele bastar para cada solicitud. Por ejemplo:

¿Necesitas copias? Un párrafo directo pidiéndolas.

¿Solicitas la autorización de un domicilio para oír notificaciones? Pídelo en un solo párrafo.

¿Vas a pedir varias cosas? Dedica un párrafo por cada solicitud. Claridad ante todo.

Los puntos petitorios

Al final del escrito, se agregan los puntos petitorios, que funcionan como un resumen de lo solicitado. Si tu petición es simple, puedes usar fórmulas básicas como:

Único. Se sirva acordar de conformidad lo solicitado.”

Si el escrito contiene varias solicitudes, se puede desglosar en varios puntos:

Primero. Se autorice el domicilio señalado.

Segundo. Se expidan las copias certificadas solicitadas.

Tercero. Se agende fecha para la audiencia correspondiente.”

Dicho lo anterior, vale la pena considerar el tipo y tamaño de letra a utilizar. A veces intentamos poner una letra diminuta para que todo quepa en una sola hoja, o al contrario, una letra demasiado grande para rellenar espacios vacíos. Ninguna de estas prácticas es recomendable, pues debemos recordar que una persona va a leer nuestro documento y éste debe resultar agradable a la vista. En resumen: ni muy pequeña, ni exageradamente grande.

Lo clásico y seguro es usar Times New Roman tamaño 12, con o sin interlineado, según tu preferencia o las reglas del despacho.

Pregunta del millón: ¿de qué lado se acomodan los datos del juicio?

La verdad, poco importa. Lo esencial es que estos datos sean visibles y claros. Puedes ponerlos tanto a la izquierda como a la derecha, según tu preferencia o el estilo que manejes. Al final, volvemos a lo mismo: lo más importante es el contenido del texto, no la ubicación exacta de esos datos.

En mi caso particular, suelo poner el número de expediente y el tipo de juicio del lado derecho, pero más que una regla, es una cuestión de estilo personal. Así que, sin estrés por ese detalle.

Respecto a la sangría, aunque es habitual en muchos despachos y abogados, recomiendo no usar sangrías excesivas, o incluso evitarlas por completo. Desde un punto de vista jurídico, la sangría no tiene ningún impacto ni efecto legal, así que lo importante es la claridad y limpieza visual del texto.

El uso de sangrías puede alterar en demasía la estructura del documento y hacernos perder tiempo valioso pensando en detalles que, en el fondo, no importan tanto. Mejor invierte ese esfuerzo en buscar los fundamentos legales de tu solicitud o en perfeccionar la redacción misma.

Eso sí, no está de más aclarar que algunos despachos cuentan con sus propios “formatos” o manuales de estilo, donde se especifica qué tipo de letra usar, si se aplican sangrías o no, y otros detalles similares. Por eso, siempre conviene verificar esas reglas en el lugar donde estés trabajando o haciendo prácticas.

Hacer un escrito no es solo llenar hojas con palabras rebuscadas. Es un ejercicio de lógica, claridad y persuasión. Y sí, también un poco de paciencia para lidiar con la burocracia. Pero con la técnica correcta, hasta el peor escrito puede mejorar.


Ejemplo práctico :


"

EXPEDIENTE 234/2025

JUICIO ORDINARIO CIVIL

JUZGADO PRIMERO CIVIL EN EL ESTADO DE SONORA


LIC. CHRISTOFER AARÓN HERNÁNDEZ COVARRUBIAS, personalidad que tengo debidamente acreditada en el expediente al rubro indicado, con el debido respeto comparezco para exponer:

Que por medio del presente escrito, vengo a solicitar se expidan, a mi costa, copias certificadas de todo lo actuado, por así convenir a los intereses de la parte que represento.

Lo anterior con fundamento en el artículo [XXX] del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Sonora.

Por lo anteriormente fundado y expuesto, pido:

ÚNICO.  Acordar de conformidad lo solicitado.

Hermosillo, Sonora, a la fecha de su presentación.

LIC. CHRISTOFER AARON HERNÁNDEZ COVARRUBIAS

[Firma]"


Quizás el título “Cómo hacer cualquier escrito” suene un poco pretencioso.


Pues sí, decidí ponerlo así para dejar claro algo que muchos olvidan: hacer un escrito no tiene por qué ser cosa de otro mundo. Ya sea que estés haciendo tus prácticas profesionales o apenas empieces como abogado junior, esos primeros escritos pueden ser un dolor de cabeza. Pero lo fundamental es entender que un escrito sencillo solo necesita un formato clásico: los datos del juicio, la persona que firma debe estar autorizada o ser parte del proceso, y sobre todo, si vas a pedir algo, pídelo claro y sin rodeos.

Si vas a proporcionar un domicilio, simplemente proporciónalo. Si quieres agendar una cita, hazlo. Si vas a presentar alegatos o solicitar que se dicte sentencia, dilo sin más.

Esta entrada no es un manual para hacer análisis complicados ni para adornar el lenguaje con tecnicismos innecesarios. Es un empujón para que te atrevas a hacer tus promociones o escritos sin miedo y con sentido práctico.


Si llegaste hasta esta parte del post y quieres profundizar en el tema, te dejo algunos casos muy “cotidianos” de la vida jurisdiccional y cómo abordarlos de manera sencilla.

Te presentaré otro supuesto y una propuesta de escrito. La idea es que veas que hacer escritos no es nada del otro mundo

Supuesto: tienes un juicio en materia civil en el que ya se agotaron todas las fases procesales: la demanda fue contestada por la contraparte, se ofrecieron y rindieron pruebas, y se presentaron alegatos. Pero el asunto está detenido: no avanza, no hay sentencia, no pasa nada. Tu jefe, o tú mismo, quieren que el juicio siga su curso. Entonces, lo procedente es solicitar que se cite a oír sentencia.

Usando el mismo formato, nuestro escrito podría quedar así:


"EXPEDIENTE 234/2025
JUICIO ORDINARIO CIVIL
JUZGADO PRIMERO CIVIL EN EL ESTADO DE SONORA

LIC. CHRISTOFER AARÓN HERNÁNDEZ COVARRUBIAS, personalidad que tengo debidamente acreditada en el expediente al rubro indicado, con el debido respeto comparezco para exponer:

Que por medio del presente escrito, solicito de la manera más atenta se cite a oír sentencia, misma que deberá ser dictada en términos de ley, en virtud del estado procesal actual.

Por lo anteriormente fundado y expuesto, atentamente pido:

ÚNICO. Acordar de conformidad lo solicitado.

Hermosillo, Sonora, a la fecha de su presentación.

LIC. CHRISTOFER AARÓN HERNÁNDEZ COVARRUBIAS
[Firma]"


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